Desde que me planteó Andrés Pedreño coordinar el Observatorio «Internet de las Cosas» en Euroresidentes, interiorizo cada vez más, si cabe, la necesidad, por parte de todos (Administración, empresas y ciudadanos), de comprometernos en el desarrollo de dicho fenómeno, «El Internet de las Cosas», como vía para una sociedad mejor y de futuro. Por ello, deseo compartir algunas de estas reflexiones.
La diferencia existente entre continentes, países o ciudades en lo que se refiere al comportamiento de indicadores económicos, de índices de bienestar social, de marcadores de salud, de nivel educativo y cultural, de preocupación medioambiental y de satisfacción de la población, la mayoría de las veces, es directamente proporcional al grado de innovación y tecnología que las administraciones públicas buscan, desarrollan e implementan en su día a día.